Presentación en Sevilla del libro “Manuel Hedilla, el falangista que dijo no a Franco”
Por Julián Úbeda

Manuel Hedilla Larrey fue un español que tuvo el raro privilegio de haber sido considerado enemigo por los dirigentes de ambas zonas contendientes durante la guerra civil. Si hubiera puesto un pie en la zona republicana, sin duda el gobierno frentepopulista lo habría capturado, por su condición de máximo líder de la Falange. Pero, en la zona nacional, tampoco corrió una suerte envidiable: Franco lo encarceló durante años por no plegarse a sus exigencias.

Manuel Hedilla, el falangista que dijo no a Franco (Editorial Almuzara, 2023) es el libro en el que su hijo, Miguel Hedilla de Rojas, ha recuperado la figura de quien pasó en muy poco tiempo de ser el sucesor de José Antonio Primo de Rivera en la jefatura nacional de Falange Española “a convertirse en un proscrito por lealtad a sus principios”. 

Como en todos los libros escritos por familiares, no cabe esperar una visión crítica del biografiado, pero sí aporta información interesante y privilegiada, precisamente por esa cercanía, que permite tanto el acceso a su archivo documental como conocer profundamente su testimonio personal de primera mano. El célebre historiador norteamericano Stanley G. Payne ha subrayado que este trabajo de Miguel Hedilla constituye una contribución fundamental al estudio de Falange y de la figura de Manuel Hedilla”.

Tras una exitosa presentación en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, con intervención de Emma Nogueiro (la periodista viuda del escritor Fernando Sánchez Dragó), el profesor Álvaro de Diego y el periodista deportivo “Petón”, la obra se presenta el próximo jueves 21 de septiembre en Sevilla, en la Librería Verbo (Sierpes, nº 25), a las 19:30 h., en este caso con las intervenciones del representante de la editorial Jose M. Arévalo, del periodista Luis Sánchez-Moliní y del escritor Antonio Rivero Taravillo, además del propio autor.

Hedilla había nacido en la localidad cántabra de Ambrosero en 1902. Se capacitó como maquinista naval en la Escuela de Euskalduna en Vizcaya. A principios de los años treinta desplegó una intensa actividad sindical. En 1934 se afilió a Falange Española, ocupando distintos cargos locales y provinciales hasta que, en 1936, José Antonio le llama a Madrid y le encarga la inspección general del partido. 

Comenzada la guerra y dado que el líder de Falange, José Antonio Primo de Rivera, estaba encarcelado en Alicante, Hedilla es nombrado en septiembre de 1936 jefe de la junta de mandos. En contra de lo que sus detractores afirman -que Hedilla era un hombre honrado pero carente de capacidad política- lo cierto es que bajo su dirección el minoritario partido político que era Falange Española se convirtió en una organización de masas, indudablemente favorecido todo ello por el contexto de la guerra civil. Hedilla organizó la participación de decenas de miles de falangistas en el frente, creó medios de comunicación, fundó academias de milicias, impulsó la Central Obrera, creó el Auxilio Social ideado y dirigido por Mercedes Sanz Bachiller, e incluso un Servicio de Información y un Servicio Exterior. Casi un Estado dentro del Estado que Franco no estaba dispuesto a tolerar. 

Sus posicionamientos en favor de la lengua y la identidad catalana y vasca dentro de la unidad de España, su crítica al caciquismo agrario, sus declaraciones sobre el mantenimiento y ampliación de los derechos obreros y conquistas sociales de la República, y no digamos su decidida oposición pública a la represión en la retaguardia, no despertaban simpatía alguna en Franco y en sectores del Ejército, como tampoco en representantes de determinadas clases sociales privilegiadas que habían apoyado e incluso financiado el golpe.

José Antonio fue fusilado el 20 de noviembre de 1936, aunque la noticia se ocultó en la España “nacional” hasta el fin de la guerra. El 18 de abril de 1937 el Consejo Nacional de Falange elige a Hedilla como jefe nacional del partido. Pero de inmediato, el 19 de abril, Franco dicta el llamado Decreto de Unificación, inspirado por Serrano Suñer, que implica la desaparición de la Falange, de la Comunión Tradicionalista de los carlistas y del resto de formaciones políticas de la zona nacional y su integración en una sola entidad -Falange Española Tradicionalista y de las JONS, más tarde Movimiento Nacional- de la que el propio Franco se autoproclama jefe nacional. 

A Hedilla le ofreció un cargo de vocal en la Junta Política, que rechazó. La reacción no se hizo esperar: el 25 de abril fue detenido. Sometido a consejo de guerra, resultó condenado a muerte por un delito de rebelión. El incipiente dictador conmutó la pena capital, pero le mantendría encarcelado hasta 1941 y luego desterrado y confinado hasta 1946. 

En los años sesenta, ya en Madrid, Hedilla tendrá otra breve incursión en política, fundando el Frente Nacional de Alianza Libre (FNAL), un intento de actualización de las ideas joseantonianas a la nueva realidad de la época, esperando poder acogerse a la futura legalización de asociaciones políticas. El proyecto se truncó con la muerte de Hedilla a causa de un cáncer en febrero de 1970.

Aun cuando se discrepe de sus ideas, no cabe negarle a Manuel Hedilla su enorme lealtad e integridad personal, esa que le llevó, como dice su nieto en el magnífico prólogo que abre el libro, a tomar una decisión que pagaría cara: tener enfrente a la persona más poderosa de su tiempo, mirarse en el espejo y decir NO”. 




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