“Los dioses han muerto”, última novela de la trilogía concebida por el periodista, guionista y escritor J.Félix Machuca, ambientada en la época de la Hispalis romana, llega mañana a las librerías de toda España con el marchamo del éxito obtenido con sus dos anteriores entregas, El sueño del búho” y “Las caravanas de Hadriano”.
Su relato de ficción, concebido como un río de tramas y circunstancias políticas, comerciales y bélicas, componen un retrato fiel de la mentalidad y los avatares sociales durante el reinado de tres de los más grandes emperadores de la Historia, Trajano, Hadriano y Marco Aurelio, a la vez que permiten una localización precisa de la Sevilla de entonces y nos acercan al origen de usos, costumbres y tradiciones que aún nos identifican.
– ¿Qué dioses son los que mueren y cuáles renacen en esta tercera entrega?
– El título del libro es la frase de Scaeva Minor cuando se entera de las calamidades que asolan Roma. Durante el viaje hacia el país de los negros ocurren muchas cosas bajo el principado de Marco Aurelio a las que son ajenos los expedicionarios. Muchas y desgraciadas todas para una Roma que no se esperaba ese atraco del destino. Los dioses que le parecen a Scaeva Minor que han muerto eran los del panteón romano.
– ¿Qué veremos de África en el relato, hasta dónde nos lleva el viaje?
– Asistiremos a una odisea atlántica, a un periplo desde Gades a la isla de Cerne, que los clásicos ubicaban en la boca de dos grandes ríos del golfo de Guinea, en las playas de la actual Senegal. Hay un viaje por mar al que un maremoto desvía de su destino para llevarlos hasta las islas Can (las islas de los perros, las actuales Canarias) y desde allí hasta la isla de Cerne, para cambiar sal por oro. Esta ruta africana del oro ha sido estudiada y publicada en un maravilloso libro por el doctor José Luís Villar, “Al-Ándalus y las fuentes del oro”, que me ha servido para documentar la expedición de Cara Pescao y darle un tratamiento literario.
– ¿Sal por oro?
– La sal era más valiosa que el oro en los pueblos de climas tórridos. Si no puedes comer ¿de qué te sirve el oro? Las caravanas bereberes eran las dueñas de esas rutas terrestres, penosas y duras, atravesando el Sáhara hasta llegar a su destino. La expedición de Cara Pescao es una competencia que los bereberes no estarán dispuestos a asumir. Son intrusos en su paraíso comercial. Y lo pagarán caro.
– Perdonas el “spoiler”, Félix…¿Muere Cara Pescao?
– Cara Pescao es imperecedero…
– La trilogía abarca el periodo de tres emperadores vinculados a esta tierra y al dinero que otorgaba el aceite. ¿Decayó la importancia comercial del oro verde?
– El norte de África también produjo muy buen aceite y, sus royalties, lograron situar en la política romana a familias que sentaron en el trono imperial a hijos de estas aristocracias. Pero no tengo entendido que el aceite de la Bética hiciera crisis. Mucho tiempo después, en época islámica, se sigue constatando que nuestro aceite llega hasta extremos del Mediterráneo oriental, siendo el puerto de Sevilla uno de sus principales puntos de exportación. Con el aceite de nuestros agros no pudieron ni los yanquis. Que lo mancharon con una imagen incluso poco conveniente para la salud a costa del aceite de girasol. Y ahí lo tienes. A ver si le aguanta el tirón a los chinos, los nuevos amos del mundo.
– Define con un titular la personalidad de cada uno de aquellos tres emperadores.
– Trajano fue el Rommel de Roma; Hadriano, el Gorbachov del imperio; Marco Aurelio, un Churchill adelantado que sabía que Roma era ya una cuestión de sangre, sudor y lágrimas.
– ¿Y sus reinados?
– Trajano y Hadriano representan el estado del bienestar romano en uno de sus puntos más altos. Con Marco Aurelio, el declive, casi imperceptible, empieza su largo camino hasta el fin.
– ¿Por qué ese principio del fin?
– Porque su tiempo histórico fue terrible. Muy parecido al que vivimos en la actualidad. La presión de los bárbaros en la frontera era cada vez más intensa; una peste que también vino de China (los científicos no se ponen de acuerdo en si fue un sarampión o una gripe, vaya usted a saber si del tronco familiar que la actual Covid19) diezmó el imperio durante años; la crisis económica por la escasez de plata llevó a la ruina a las arcas privadas y estatales y, para colmo, le surgen los antisistemas de entonces, los cristianos, que negaban el culto al emperador. Todo eso se lo echó encima Marco Aurelio. Y si tuvo redaños para soportarlo fue, sin dudas, gracias al sentido estoico que tuvo de la existencia. Cuando finalicé de escribir la novela, solía comentarle con retranca al catedrático Genaro Chic, un sabio que ha tenido a bien documentarme e instruirme en este periodo de la Historia, que sólo nos faltaba tener una peste como la Antoniana para que el tiempo de Marco Aurelio y el nuestro fueran iguales. Coño, nos cayó la peste. Además, llegada desde China, como la de Marco Aurelio.
– ¿Tan definitivo era el culto al emperador?
– Absolutamente. Ir contra ese principio desvertebraba al imperio. Sesenta millones de romanos, cada uno de su padre y de su madre, de un extremo al otro del mundo conocido, lo lograba cohesionar el culto al emperador, la figura divina del hombre más poderoso de la tierra. A los romanos no les importaba quién mandara en el cielo; le importaba quién mandaba en la tierra, en Roma, como demostró Poncio Pilatos. A Pilatos no le importaba que Jesús tuviera un reino que no fuera de este mundo; estaba en Jerusalén controlando que se respetase y se pagase el tributo al emperador. Negar ese culto al emperador era empezar a corroer los cimientos del imperio.
– ¿Como está ocurriendo ahora?
– Prácticamente lo mismo. El dólar ha sido destronado por el yuan. Es un hecho la pérdida de poder, prestigio y fuerza de la última gran potencia occidental: EE.UU. En el foro de Davos lo ha puesto de manifiesto el artista invitado de tan selecto grupo de economistas, intelectuales y financieros: el presidente de China, sostuvo que tras la pandemia el mundo será distinto y que no habrá una potencia que domine sobre otra… Biden mandó al foro a un perito agrícola que andaba por los jardines de la Casa Blanca sin muchas obligaciones. Lo mandó para que calentara el sillón y no hablara. Merkel y Macron, los viejos socios de la Europa liberal, no levantaron la mano para hablar: calladitos se sintieron mejor. Ahora proclaman un eje de equidistancia entre Pekín y Washington. Como chiste, ni Manu Sánchez los tiene mejores. El mundo ya no es de Occidente. Y Tik Tok o Alibabá llegarán a colgar sus luminosos publicitarios de los arbotantes de nuestras catedrales.
– ¿Qué le pasó a Hispalis y a Itálica después de su etapa de esplendor?
– Hispalis siempre tuvo un seguro de vida con su puerto. Es el respirador de esta ciudad y supo darle vida incluso en sus momentos menos favorables. Ese río grande no nos lo merecemos…Itálica se convirtió en cantera de mármol para nuevas construcciones y para hacer cal. Sic transit gloria mundi.
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