Por Juan Manuel Jiménez
A su mujer, a sus hijas, a sus hermanos, familiares y amigos, el testimonio de nuestra solidaridad en tan tristes horas.
Los habrá parecidos pero no de mayor AFICIÓN y SABIDURÍA que Antonio. Su amor hacia el Arte Flamenco era infinito, al igual que su SOLIDARIDAD y BUEN CORAZÓN.
Se nos va un PILAR FUNDAMENTAL para nuestra Peña Flamenca y para el Flamenco en General, un EXCELENTE CANTAOR, largo y ortodoxo, un digno embajador de su pueblo.
El reconocimiento a su trayectoria y la INSIGNIA DE ORO de la Peña se la ganó por méritos propios. Y aunque tuvimos la suerte de vivir esa experiencia, aún quedaban muchas más.
Dios lo bendiga y tenga en Santa Gloria.
Querido Antonio Colchón, tienes la llave de la última seguirilla y el cariño de toda la afición.
Sin tí, la Pureza del Cante se queda huérfana.
Mil gracias por todo, AMIGO.
Jamás te olvidaremos, MAESTRO.
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