El 12 de enero presentaba Reyes Portillo, jovencísima poeta, su primer poemario, titulado Lua, en la institución del Ateneo de Sevilla, con una obra que, según afirmó a los presentes, ha sorprendido gratamente al Ateneo y, en especial, a su vocal de literatura, don José Vallecillo.
Sin propaganda mediática, consiguió llenar el Salón de Actos del Ateneo en una hora complicada para muchos y convocó a varios asistentes de manera virtual desde su cuenta de Instagram. Fue una presentación que no pasó desapercibida para ninguno de los asistentes y que culminó con un largo aplauso hacia la filóloga.
Su presentador fue don Manuel Romero Luque, catedrático de la Universidad de Sevilla y antiguo docente de la joven escritora, quien hizo una breve aproximación a la lectura del poemario, entre alabanzas y hallazgos.
La presentación dio comienzo con uno de los aforismos amorosos del poemario: “El poeta, cansado de esperar, la miró a los ojos y sabe Dios que se quedó sin versos”. Fue una abertura del evento llamativa, concisa y espléndida.
A lo largo del acto, se dieron pinceladas sobre la vocación de la autora y su determinación por la Filología Hispánica. Se destacaron su cercanía temprana hacia la literatura y el respeto por los libros gracias a su familia lectora y, ante todo, por la poesía.
Poeta desde la adolescencia
La autora comienza a cultivar la poesía a los catorce y, desde entonces, continúa escribiendo y reescribiendo sus poemas. Es, en palabras del catedrático, rara avis.
Los inicios de su poesía quedaron muy claros en su presentación: el imaginario becqueriano inunda sus versos y abre su poemario con una breve cita de la Introducción sinfónica. Estas líneas recogen una idea fundamental: el poeta es creador. Si la poesía de Bécquer es breve y sencilla, el estilo de Reyes Portillo es un fiel reflejo de esta poética postromántica. Encontramos en sus poemas aforismos, poemas fáciles de comprender y que aluden a sentimientos universales.
Sin embargo, la influencia becqueriana no hace que Lua sea un poemario romántico a modo del siglo XIX. No, este poemario es un ejemplo de lirismo, transmite una visión personal del conocimiento amoroso y todos los poemas hablan de un amor actualizado, de un amor vivido por una mujer del presente en la sociedad del presente.
Una poesía del siglo XXI
Como decíamos, es una poesía actual, propia del siglo XXI y los aforismos amorosos se integran en la estética de la micropoesía.
En Lua conviven la poesía en prosa y en verso de una manera medida y detallada. Se explica el cambio de registro al inicio del segundo capítulo, pues, en palabras de la poeta: “el primer amor se acabó y comprendí que mis poemas tenían que cargarse de más emotividad y dureza, porque aquellos sentimientos eran totalmente novedosos para mí.”. Por tanto, el cultivo de la poesía en verso comienza a raíz del duelo amoroso. La autora quiso dejar reflejado este hecho mediante los siguientes versos: “has pasado a ser/ el sentimiento más real/ que he alcanzado/ y la prosa ya no infunde/ claridad ni forma a mis ideas”.
Este poemario se caracteriza por una cosmología amorosa fácilmente detectable, donde reconocemos una temática espacial evidente en cada poema. La lectura del poema ‘Nuestro sistema solar’ recoge todas estas ideas.
Uno de los momentos más reseñables de la presentación fue la comparativa con Lorca, en tanto que una ópera prima es más importante por lo que apunta que por los resultados definitivos. Y es que esta joven poeta recopila entre sus versos “indudables hallazgos poéticos que señalan una nueva voz en la poesía”, como señalaría don Manuel Romero en su disertación. Existen imágenes evocadoras, ritmo y cadencias prodigiosas que anuncian una labor poética futura que no dejará impasible a sus lectores.
La primera parte de la presentación culmina con el bautizo de la autora como “voz entre los ecos”. Una voz que debe ser apreciada por nuestros oídos y que nos subyugue cuando nos acercamos a ella. Una voz que te habla al oído sin estridencias. Asimismo, se hace hincapié en el reconocimiento de Lua como libro, un libro que despierta, que organiza y que abre puertas. Nos obligará a pensar, pero nos hará la vida más gustosa. La lectura de estos poemas se traduce en una anagnórisis, en un autodescubrimiento mientras nos adentramos en el proceso vital de la poeta.
Una vez su presentador concluye, la autora toma la palabra para desmenuzar su poemario para mejor interpretación de sus lectores. Se hace una panorámica general de la justificación y explicación de la división de la obra en cuatro fases lunares desorganizadas arbitrariamente. Seguidamente, Reyes Portillo homenajea a sus múltiples referentes literarios, como son Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Lorca, Cernuda y César Vallejo.
A lo largo del acto se leyeron varios aforismos y seis poemas: ‘Saber saborearte’, ‘Huida silenciosa’, ‘Perdonándome’, ‘Entre el todo y la nada’, ‘Nuestro sistema solar’ y ‘Génesis’, todos ellos de recomendada lectura.
En definitiva, este poemario nos habla de un amor que, lejos de ser previsible y empalagoso, es inteligentes y muy maduro. Es la unión certera del corazón y la mente. Sus poemas son de obligada lectura y relectura y todo aquel que se atreva a despojarse de sus prejuicios literarios y le otorga una oportunidad, no podrá parar de leer hasta que lo haya terminado, porque Reyes Portillo es una voz entre los ecos.
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