Las Meninas de Canido es uno de los certámenes de Urban Art más importantes del mundo. Su singularidad es que surgió en el Finisterre peninsular para llamar la atención sobre el estado de un barrio en crisis ( Canido) situado en una ciudad marcada por la decrepitud ( Ferrol) . Hoy, diez años después, su ideólogo el artista Eduardo Hermida es capaz de convocar a 70.000 personas y doscientos artistas que pintan en sus paredes creaciones originales inspiradas en las meninas velazqueñas. Figuras muy conocidas del panorama europeo se han dejado caer por sus calles – incluído un apócrifo Banksy– y el evento ha dejado de ser sólo artístico para convertirse en una perfomance cultural global. Las solicitudes para formar parte de Las Meninas de Canido deben pasar una gran criba, para al fin ser elegidos.
En esta última convocatoria aparecía en el programa oficial el sevillano Javier de la Rosa, creador de Milicia Gráfica, con una actuación dual.. Por un lado, un motivo artístico- una Minina China que es la transfiguración del propio Velazquez- , una gata que juega con las palabras y con el icono oriental. También, junto a Alba Nicolás- protagonizó una perfomance de acciones poéticas itinerantes con consignas como ‘Cuando no estoy de acuerdo se lo pienso en la cara’ o ‘El apocalipsis se ha suspendido, celebradlo”.
Javier de la Rosa y Milicia Gráfica
Javier de la Rosa ( Sevilla 1966) es Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, cursó estudios además en Barcelona y Valencia. En los ochenta y los noventa destacó como ilustrador y dibujante de comics en publicaciones como Cairo, Madriz o El Canto de la Tripulación. En 2002 fundó el estudio Milicia Gráfica, que sigue dirigiendo hoy, desde su sede de La Coruña. Un proyecto que nació como estudio artístico de diseño discográfico pero que amplió a trabajos de ilustración, diseño gráfico y editorial .
Aunque sus trabajos más conocidos fueron los dedicados a Manu Chao, Enrique Morente, Antonio Vega, Ketama o Amparanoia, se ha volcado los últimos años en animaciones de cabeceras, campañas de publicidad, talleres de creatividad, simultaneándolo con un personal trabajo de autor con exposiciones artísticas.
Sus diseños son una amalgama de influencias del mundo de la publicidad, el cómic, el cine o la música en los que se rastrean ecos de Pollock, Twombly, Lichtenstein o Hockney. Consigue sugerir y conmover a través de la descontextualización de elementos a los que confiere una nueva dimensión. Una parcela especialmente sobresaliente la desarrollan en el ámbito del cartelismo. Sus carteles exhiben con brillantez el sello identitario que identifica a Milicia Gráfica: simplificación a ultranza, cuidada estética underground, fuerza comunicativa y un inmenso atractivo que cautiva y envuelve al espectador.
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