El Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de la Hermandad de la Hiniesta, ha celebrado su tradicional Quinario. Sus solemnes cultos han brindado la ocasión de contemplar uno de los altares más llamativos de esta pre Cuaresma camino de una Semana Santa suspendida por segunda vez.

Los sevillanos acudieron por cientos para no perderse uno de los altares de Quinario más interesantes del pasado fin de semana, el que la Hermandad de la Hiniesta levantó en honor de su titular, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

Basado principalmente en dos planos superpuestos, situó al crucificado sobre un simulacro con base de corcho evocador del Monte Calvario, situado en la delantera del presbiterio, para dejar atrás y de una forma muy original un fondo escénico de cirios sacramentales que respaldaba la portentosa imagen del Cristo de la Buena Muerte, una de las mejores y más destacadas obras del imaginero Castillo Lastrucci, seguramente su mejor crucificado. Desde luego es en paso una de las estampas más clásicas de la Semana Santa de Sevilla, atractivo para la mejor cartelística anunciadora (como en 1960), pues pocas veces se ha logrado una conjunción escultórica tan inmejorable como la del Señor al que llora e implora la figura de María Magdalena.

Descrita en el pregón de pregones de Antonio Rodríguez Buzón como “la sevillanísima cofradía de La Hiniesta”, es una de las hermandades de más solera y representaiva del conjunto de la Semana Santa.

Galería de Beatriz Galiano

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