
Clara Ponsati, o Ponzoña,
creyó: “No me pasa nada,
pues soy eurodiputada.
Y la verdad que es de coña”.
Pues trincaron a la doña,
la amiga de Puigdemont
se le acabó el vacilón
a la eterna fugitiva.
¿Y va a tener quien le escriba
cuando esté allá en el cajón?