El 18 de junio de 1942 llegó al mundo el bebé que con los años se convertiría en uno de los genios más grandes de la música pop internacional: Paul McCartney.
Siempre será un beatle, por más que haya hecho carrera en solitario tras la separación en 1970 del universal grupo que cambió una vida invariable de unas generaciones a otras, donde lo que había servido para nuestros bisabuelos, también sirvió para nuestros padres… hasta que llegaron ellos con el pelo largo aunque les llamaran maricones, ropas de colores en un mundo masculino vestido de gris, o desmayos en la voz mientras las mujeres les pirraban. Les acompañó el escándalo de las multitudes como si estuvieran dando por todas partes el sermón de la montaña, aunque se trataba en sí de unas canciones jamás escuchadas, pero escritas para siempre.
Por si fuera poco siendo bajista y cantante de Beatles, McCartney se permitió la genialidad de numerosas aportaciones a la música hasta el día de hoy. Con él se demuestra que incluso genéticamente un hombre de 77 años ya no tiene nada que ver con lo que eso fue en otros tiempos. Debe ser porque la melancolía es sólo un título genial, “Yesterday”, probablemente la canción más versionada del pop, compuesta por un joven que se acerca poco a ocho décadas.
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