Resulta difícil escribir una crónica de una corrida como esta.
Que algo habrá pasado dice usted ¿no, paciente lector? Pues sí. Pasaron cosas en la plaza de toros de la Maestranza y de Sevilla; la mayoría, malas. O chungas, que así se puede calificar la corrida que mandó a Sevilla Ricardo Gallardo, el señor -con todas las letras- que rige solventemente los destinos de la ganadería de Fuente Ymbro.
Y es que los toros estuvieron fuera de tipo, mansearon, flojearon, no se preocuparon de embestir y propiciaron una aburrida y mala tarde en la Maestranza. Sólo Daniel Luque, que está cuajando una muy buena temporada, pudo poner algo de sal en el anodino espectáculo, mientras que Ferrera no pudo sacar nada de su lote –tampoco es que estuviera especialmente lúcido– y Perera, si ya de por sí es un torero del montón, menos da si le salen estos animales.
Una salvedad que creemos obligada. Esto que contamos de los toros de Fuente Ymbro pasó en la décima corrida de San Miguel, jugada el 29 de septiembre de 2021. Y es noticia digna de ser destacada por la sencilla y periodística razón de que no es lo habitual. Antes al contrario, los toros de Ricardo Gallardo gozan de gran cartel en Sevilla y se lo han ganado a pulso. Lástima este borrón de animales viejos, gordos, de feo comportamiento…
Si valoramos lo que lleva haciendo toda la temporada y obviamos que los carteles de esta feria se diseñaron en enero y febrero, la presencia de Daniel Luque en éste resultaría injusta, por escasa. Y lo demostró.
Por cómo lanceó de recibo a la verónica al tercero, un bicho sin fijeza y con querencia, al que costó un mundo llevarlo al caballo.
Por el quite por chicuelinas, galleando, para volver a ponerlo en suerte.
Por las series por la derecha, hondas y templadas.
Por el trabajo por el complicado pitón izquierdo, para acabar ganándole con una tanda de naturales.
Por su disposición, sapiencia y torería.
El pinchazo previo a la estocada y lo que el toro tardó en caer, aviso incluido, le quitaron la oreja que se había ganado, pero el poso, la impronta de torero sobradamente cuajado para ocupar una fila superior, quedó bien patente.
Lo certificó en el sexto, un toro de embestida corta… cuando embestía, siempre obligado por la firmeza de un Luque que estuvo muy por encima.
Que Antonio Ferrera no es el que se paseó con mando en plazas por España es una realidad. Y es que desde su glorioso 2017 hasta ahora han pasado muchas cosas. Algunas muy buenas, como su actuación ante esta misma ganadería en la última feria prepandemia. No fue así en esta su postrera aparición este año en Sevilla. Ni el primero, zambombo, destipado, feo, que se revolvía, fue excusa para su insulso trasteo -un tanto sorprendente después de unos buenos lances de recibo-, ni el imposible sexto le quebrantó más que, posiblemente, tener la cabeza ya, y vaya usted a saber cómo, en los adolfos del día 3.
Y Perera… Perera vistió un bonito vestido grana y oro, sí señor.
Para acabar, vamos a enumerar algunos detalles curiosos que nos ayudaron a sobrellevar la tarde y a esbozar una sonrisa.
Varios subalternos coincidieron en vestir de blanquirrojo, o casi. Javier Valdeoro, José Manuel Montoliú y Javier Ambel, todos, según el programa oficial, de sangre de toro y plata, pero blanquirrojos desde el tendido. La elección fue muy a tono con la ganadería y con la programación deportiva prevista para inmediatamente después de la corrida.
Vicente Herrera, de la cuadrilla de Perera, le hizo un providencial quite a Montoliú después de banderillear éste al primero de la tarde.
Un placer ver destacar de nuevo a Curro Javier, de la cuadrilla de Perera. Fue al poner los palos al quinto, manso y que cabezeaba constantemente, al hilo de las tablas. Se la jugó y demostró lo buen peón que sigue siendo.
Ese mismo quinto toro exhibió unos leños de impresión, tal vez lo único destacable de su presencia en el ruedo.
En los corrillos posteriores se especulaba con la posibilidad de que se pongan más entradas a la venta para los festejos del fin de semana, habida cuenta de la desaparición de restricciones de asistencia a la plaza. El papel para la de Morante con los Miura está prácticamente agotado…