Los trajes regionales, normalmente, carecen de modas. La tradición suele marcar las hechuras y la antigüedad da valor a las vestimentas de nuestra geografía española. Sin embargo, hay un vestido que cambia continuamente adaptándose a las últimas tendencias. Y no solo a ellas, también se adapta al frío, al calor, al albero, al polvo de la Raya, a la mañana o a la noche. Y sin menospreciar ningún traje regional, que me he vestido de baturra muchos años, he de decir que no hay patrones que embellezcan el cuerpo femenino como un traje de gitana. Ni vestido mejor pensado para agarrar la cintura a una mujer. Que no hay flores más hermosas que aquellas que adoran las altivas cabezas de un Real de colores rematando la faena con movimientos. Movimientos de un baile tan sensual que parece inventado para este vestido sin igual. Un maridaje perfecto para degustación de volantes, escotes y lunares ceñidos a las curvas del cuerpo. La perfección.
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