Escuchen, observen las protestaciones de fe de dos maestros de educación primaria elevados, respectivamente, al cargo de presidente del Senado con 185.000 € de soldada y al de ministro del Reino de España, el viejo Imperio en el que nunca se ponía el sol.
La fe de los conversos no admite límite y rompe todos los espejos cuando reflejan rostros con la dureza del silex y de los diamantes, como es el caso de estos dos tiesos sobrepasados por su propia desfachatez e incoherencia.
Gente sin escrúpulo alguno, capaz de negarse a sí mismos setenta veces siete, de apuntarse al terraplanismo o a todo lo contrario sin moverse de la loseta asignada en la que cobran cantidades extraordinarias de dinero público como si fuesen ‘los imprescindibles’ de la Historia y de nuestros destinos.
Hoy aquí y mañana allí, todo por la matria, amarrados al pesebre de sus privilegios, con la mentira permanente por bandera y un jefe de filas que asesina cada tarde la verdad y efectúa promesas para una eternidad que dura diez minutos, el tiempo justo de que sus votantes, chorreando sectarismo, se enfanguen una y otra vez en la indignidad perpetua de su farsa y sus embustes.
Tuits de Hugo Manchón @hugomanchon
Cómo me recuerda a este otro… pic.twitter.com/dagtLBQgOu
— JJcorocotta🇪🇸 (@JJcorocotta) August 5, 2021
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