Los españoles ya tienen claro que lo que pagan de luz es un despiadado abuso de las eléctricas. Aunque la factura de cada cual no la entienda ni siquiera cada cual, algunos periodistas de rigor y sin sobornos publicitarios, como Vicente Vallés en Antena 3, se han atrevido a desguazar los tramposos desgloses de los recibos.
Mientras, la ministra Montero se cae a pedazos con sus mentiras, esas que ella articula tantas veces argumentando prohibiciones de Europa (absolutamente falsas) que acaban descubiertas como libres facultades de cada socio comunitario. Ahora ha sido pillada en el 21% de IVA.
El de la luz debería ser por naturaleza un tema sin oscuridades ni apagones, con taquígrafos que levanten acta de esta incontrolable desvergüenza. Nadie, absolutamente nadie -del partido que fuera cuando estuvo gobernando- ha querido arreglarlo de un plumazo legal. Porque con la luz se hacen las mejores inversiones de los políticos con expectativas de reciclarse en un alto cargo de eléctricas, convertidas ya en un vergonzoso cementerio de los elefantes. Por eso esta ola de frío, propicia con ella la ocasión inmejorable de una descarada ola de robos.
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