La derrota del invierno la cuenta este cielo tempranero que madruga. Ha perdido bajo estas claridades de un amanecer en avanzada. Le ganó la luz a eso de las siete, la misma hora en la que muchos días perdía ante la invasión de su negrura, cuando nos inquietaba yendo solos camino de quehaceres, entrando en los trabajos sin salir de sus noches. Pero la luz, por fin, ha vencido. Y hasta el aire proclama su victoria por la nevada blanca de paz posada en los naranjos.
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