“Había una vez un circo”, cantaban nuestros payasos. Y este se ha trasladado al Pleno del Ayuntamiento, pero en una versión humillante para la ciudadanía.
Con el espectáculo dado por la prepotencia de Juan Espadas, el nuevo circo ya no alegra siempre el corazón, parafraseando a Fofó y Miliki. En su descarada condición de juez y parte, como Alcalde y a la vez moderador, Espadas se dedicó en la última sesión plenaria a repartir estopa sin un umbral mínimo de respeto, arrebatando el uso de su palabra a Beltrán y otros concejales del PP, cuando estos, en su ineludible labor de oposición, pidieron la comparecencia de Cabrera para explicar sus actuaciones en un restaurante, que son objeto de investigación judicial.
Los sevillanos necesitamos un Alcalde que sepa estar a la altura de las críticas, no un domador de circo con látigos en vez de oratoria. O con espadas.
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