Cuentan las crónicas que ante la cruz del siglo XVI sita junto al arquillo de San Francisco, nuestros antiguos vecinos acordaban contratos jurando ante su Creador y con un apretón de manos.
La llamada “cruz juradera” nunca fue bonita y menos desde que una mujer trastornada la destrozó (hace ya catorce meses), pero conformó el respeto del sevillano a la palabra dada.
El Alcalde prometió que la restauraría, pero no lo hará. Ella representa un umbral de honor inalcanzable para quienes apoyan al partido que pacta con los compadres de los que nos arrebataron a Alberto y Ascen. Se reparará cuando los socialistas abandonen el gobierno municipal. Mientras tanto, no.
Las cookies necesarias son absolutamente imprescindibles para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría sólo incluye cookies que garantizan las funcionalidades básicas y las características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.