Vaya por delante que no se trata de una critica a ningún tipo de ideología política ya sea esta roja, verde, azul, morada, naranja, rosa o de cualquier otro color.
Los recientes acontecimientos han demostrado que a la Guardia Civil la tratan como a perros.
Pero no como a esos animales de compañía dóciles y bien atendidos, sino como a esos chuchos callejeros que algunos acogen porque apenas hay que cuidarlos, que piensan que comen cualquier cosa y que no hace falta tratarlos bien porque con un buen palo serán más obedientes.
Aviso para navegantes, no somos dóciles, somos guardianes, custodios y garantes de la legalidad.
Cumplimos con nuestra obligación porque así nos lo exige la ley y nuestro Honor. Sí, el Honor, esa palabra maldita que gobierna nuestro sino y nuestro servicio, porque no es una labor o un trabajo, es un servicio y una vocación al ciudadano. El Honor, palabra que en boca de casi cualquier político se le espesa, porque la suya es profesión de vender el alma propia para beneficio propio donde no cabe el Honor, porque con tanto colorido cuando hoy un problema es marrón mañana se vuelve amarillo, porque si hoy eres de un color mañana serás de otro.
Por el contrario la Guardia Civil es monocromática o se está con la ley o no se está.
Se olvidan los políticos que el título de «Benemérita» se adquirió 85 años después de su fundación, tras serle otorgada la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia en octubre de 1929. Sin embargo, mucho antes de este reconocimiento, la Guardia Civil ya se habían ganado el respeto de los ciudadanos gracias a la protección de los caminos que ejercieron en el siglo XIX. Precisamente por ese título, por ser el cuerpo policial mas antiguo de España y por nuestro reglamento “El Honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil; debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás”.
Todo ello está en lo más profundo de nuestro ADN, es la impronta que nos marcan y la que guía nuestras actuaciones. Por mucho empeño que los políticos pongan en tratar de desmilitarizarnos, influirnos o hacernos desaparecer no conseguirán modificar nuestra esencia de mas de 176 años de historia. Aunque algún político intente mancillar nuestro nombre con calumnias como la de que el Gobierno nos manda para asesinar inmigrantes, seguiremos cumpliendo con nuestros cometidos, incluso el de proteger sus domicilios y familias, ya sean marqueses o hijos de terroristas, sin importar el color de la chaqueta o si han sido delincuentes condenados.
Prevaleceremos, no lo duden, porque “Lo demandó el honor y obedecieron, lo requirió el deber y lo acataron” lo nuestro es vocación de servicio a España y sus ciudadanos, a ellos nos debemos.
Tuve el privilegio de servir con el Teniente General Laurentino Ceña y con el General de Brigada Manuel Contreras todos ellos nos han recordado con su servicio y actitud lo que es el Honor, nos han marcado el camino a seguir. Gracias
Francisco Jose Duarte Amores
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