Sr. Oficial-Jefe de la Policía Local de la Comisaría de Gines.
Soy un ciudadano corriente de Sevilla de 35 años y esta carta abierta que le remito no es para censurar su actuación sino antes al contrario, es de puro y sentido agradecimiento.
Estimado Jefe de la Policía. Como cualquier vecino, me cruzo a diario con muchos patrulleros de los pueblos y ciudades por los que transito por cuestiones personales, familiares o laborales y hoy me veo en la obligación de redactar esta carta con unas sencillas letras porque no veo otra forma mejor para decir GRACIAS por la buena actuación, calor humano y protección de tres de sus agentes de la jefatura de Gines y que me gustaría que les hiciera llegar este particular modo de gratitud a los policías números 4.225 – 5.465 y 14.702 y seguidamente, si me permite, le cuento el porqué:
A primeras horas de la mañana del martes día 6 de abril (es decir, hace unos pocos días) me dirigía como muchos días desde mi domicilio, a llevar a mi hija, (la más mayor) pero de sólo 8 años, a su cole en la localidad de Espartinas y por cuestiones de itinerario, circulaba en mi coche particular por la A49 cuando empecé a sentir un dolor muy intenso en la zona lumbar derecha que casi me hacía perder la sensibilidad de la pierna derecha. Teniendo presente el evidente riesgo de pérdida de control del vehículo, mi objetivo no era otro que salir de la autovía y detener el vehículo, lo que finalmente pude hacer en la calle Granja Ochoa paralela a la carretera A8062 del término de Gines.
Ahí me di cuenta de que ese “simple pinzamiento”, era más grave de lo que creía, pues la sudoración aumentaba, la tensión caía en picado, las nauseas se incrementaban y mi única preocupación era no perder el conocimiento para no dejar desamparada a mi hija, porque me encontraba sólo, en la calle, con ella en el coche e inmovilizado. Soy consciente que muchos padres que ahora leen esta carta, se sentirán identificados conmigo.
Conseguí mantener la calma unos minutos y telefonear a la madre de mi niña (soy papi “bienseparao”) para que viniera lo antes posible a mi ubicación, otra a mi pareja, y pude hacer una última llamada a Emergencias 112 para comunicar mi identidad, la de mi coche, mi ubicación y mis síntomas hasta que el malestar corporal se apoderó de mi. Pero la esperanza se hizo justo antes de caer al suelo en modo de patrullero con tres agentes de policía quienes corrieron en mi auxilio, protegieron y custodiaron a mi niña con delicadeza, nos dieron calor humano y lo más importante, garantizaron nuestra seguridad y protección física cuando más lo necesitábamos, apremiando la llegada de la ambulancia. Por suerte y con evidente diligencia, los uniformados dieron con un vecino que resultó ser médico del Hospital Universitario Virgen del Rocío gracias al conocimiento de la población a la que sirven; aquí mi pequeño agradecimiento.
No les negaré que gestiono bien el dolor, pero lo que a la postre se confirmaría como un cólico nefrítico combinado con lumbalgia mecánica aguda me dejó noqueado, jamás tuve una sensación tan intensa como la de esa mañana. Mi “suerte” fue que mientras esperaba la ambulancia para que me trasladase al Hospital, ese vecino médico, que acababa de salir de su guardia hospitalaria y estaba ya en su casa, se prestó a auxiliarme a requerimiento de los policías, me tomó la tensión, me asistió y clavó el diagnóstico que a la postre se confirmaría.
Para todos ellos, gracias, muchas gracias porque mis hijas ARIADNE y MARTINA os lo agradecen, mis padres VICTOR Y MARÍA JOSÉ también, el mío se da por sabido, pero quiero expresarlo, muchas gracias. Gracias por su intachable comportamiento, su buen hacer, su buen servicio y sepa que con agentes así da gusto contribuir al sostenimiento de la Fuerza pública tantas veces criticada por “tocar el bolsillo de los vecinos” esos que luego se les olvida agradecer la profesionalidad y capacitación en servicios humanitarios y altruistas que los mismos agentes le prestan, porque yo sí sé que son la delgada línea azul que separa la vida de la muerte, de sufrir o reír, entre lo bueno y lo malo.
Espero y deseo que les haga llegar a los policías mi más sincera y permanente gratitud. Un ciudadano cualquiera llamado ADRIÁN.
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2 Comments
Magnífico trabajo de los policías locales. Enhorabuena!.
Gracias a los policías locales y gracias a Adrián por su carta de agradecimiento que dice mucho de su persona ya que como dice el refrán “DE BIEN NACIDO ES SER AGRADECIDO” y él lo cumple con creces.